lunes, 26 de agosto de 2013

EN CASA QUE NO ENTRA EL SOL, PRONTO ENTRARA EL DOCTOR.

Vitamina D y Luz Solar

La humanidad se ha adaptado a todo el rango del espectro solar durante toda su evolución. Hoy en día estamos expuestos la mayor parte del día a luz artificial que contiene únicamente un rango muy restringido del espectro solar, y lo que es peor, cuando salimos a la calle nos cubrimos con gafas de sol y cremas solares que bloquean los rayos UVA, lo que nos impide sintetizar vitamina D. La mala iluminación tiene efectos tan nocivos como la malnutrición en nuestro organismo. Pero al igual que ocurre con los alimentos y el agua, en el término medio está la virtud. Una excesiva exposición a la luz solar puede resultar tan perjudicial como poca exposición. La clave se encuentra en exponernos al sol con moderación (el cuerpo nos indica que la exposición al sol ha sido suficiente cuando la piel comienza a enrojecer).
La luz solar también controla el reloj interno del cuerpo regulando el ciclo circadiano de 24 horas de luz y oscuridad. Por eso, en muchas ocasiones los problemas de insomnio se deben a una falta de exposición a la luz solar durante el día.
La vitamina D es imprescindible para la absorción de calcio y de magnesio en los huesos. En la mayoría de los casos el origen de la osteoporosis es la carencia de vitamina D, no de calcio. Pero la vitamina D no sólo fortalece los huesos sino que también es importante para el funcionamiento de los músculos.
Un nuevo estudio encontró que los ancianos con mayores niveles de vitamina D tenían más fuerza muscular y eran capaces de desarrollar una mayor actividad física

¡TIRA TU BRONCEADOR!

Durante el verano los medios de comunicación nos alertan sin descanso de los riesgos que conlleva la exposición solar. Mucha gente llega a pensar que es necesario no exponerse al sol para evitar el cáncer. Sin embargo, ¡lo cierto es justamente lo contrario!
Las autoridades nos recomiendan usar protector solar, que es el que irónicamente aumenta el riesgo de padecer cáncer, no el sol. Los protectores solares bloquean los rayos UVB (los rayos que nos ponen morenos), pero dejan pasar los rayos UVA que penetran a mucha más profundidad que los rayos UVB, decisivos en el envejecimiento de la piel, arrugas y cánceres de piel (melanoma).
Los protectores solares nos permiten permanecer mucho más tiempo al sol, lo que incrementa la exposición a los dañinos rayos UVA.
Otro de los factores que incrementa el riesgo de cáncer son los compuestos extremamente tóxicos de los bronceadores. Octyl methoxycinnamate (OMC), presente en el 90% de las marcas de protectores solares sufre una reacción química al exponerse al sol que lo convierte en muy tóxico. Otros ingredientes que penetran con facilidad al torrente sanguíneo son:

- 2-hydroxy-4-methoxybenzophenone
- 2-ethylhexyl-p-methoxycinnamate
- 2-ethylhexylsalicylate (octylsalicylate)
- salicylic acid 3,3,5-trimethcyclohexyl ester (homosalate)

El aceite de coco es muy bueno para aplicarse después de tomar el sol, sobre todo si ha tomado en exceso.

A parte de los bronceadores, el exceso de Omega-6 en la dieta actual es el responsable del daño que se produce en la piel al exponerla al sol. Una dieta alta en Omega-3 y antioxidantes evita el envejecimiento de la piel y la protege de forma natural de los rayos solares. El aceite de krill es la mejor fuente de Omega-3, puesto que al contrario que el aceite de pescado, contiene astaxanthina, un flavonoide marino que protege de forma muy eficiente contra los rayos ultravioleta y los daños que pueden producir los rayos uva.
Tira no sólo tu bronceador sino también tus GAFAS DE SOL a la basura. Las gafas impiden que los rayos solares lleguen a la glándula pineal a través de los ojos (también los recibes aunque estés en la sombra). Los rayos ultravioleta que penetran en los ojos estimulan, asimismo, el sistema inmunológico
Mito de que el sol causa cáncer de piel. Otra de las muchas mentiras con la que nos han lavado el cerebro que no se basa en ninguna evidencia científica, sino todo lo contrario, puesto que el sol protege del cáncer, lo que no beneficia a las farmacéuticas ni a los fabricantes de bronceadores.

La vitamina D estimula el Sistema Inmune, encargado de mantener a raya a toda clase de gérmenes y patógenos.

La vitamina D produce más de 200 péptidos antimicrobianos, el más potente de los cuales es el llamado catelicidín, un antibiótico natural de amplio espectro.
En un estudio realizado en el 2006, el grupo de investigadores de la universidad de UCLA encontró que la vitamina D era capaz de eliminar la bacteria responsable de la tuberculosis, llegando a la conclusión de que la forma en la que ciertas personas producían la vitamina D las hacía más vulnerables a infecciones microbianas.

Según el conocido doctor Julian Whitaker, incrementar la ingesta de vitamina D durante el invierno es un método seguro para protegernos de la GRIPE (dosis de 5.000 a 10.000 IU diarias). Por tanto, no es coincidencia que la gripe nos ataque en invierno, cuando es la exposición al sol es mínima.
Un estudio del 2007 publicado en la revista médica "American Journal of Clinical Nutrition" propuso el uso de suplementos de vitamina D (1000 IU al día) a fin de mejorar numerosos aspectos de la salud pública. Una ingesta diaria de 2.000 a 4.000 IU de vitamina D reduce en un 50% el riesgo de cáncer.

Un estudio de Infertilidad ha revelado deficiencia de vitamina D entre los hombres con problemas para impregnar a su pareja. El descubrimiento sorprendió a los investigadores, que estaban estudiando la incidencia de la fragmentación de DNA del esperma.
La especialista australiana en fertilidad Dr. Anne Clark analizó la sangre de casi 800 hombres con problemas de fertilidad y encontró que casi un tercio tenían niveles más bajos de lo normal de vitamina D.
Ya se sabía que la deficiencia de ácido fólico y vitamina D está relacionada con problemas de infertilidad en mujeres, pero en relación a los hombres los resultados fueron una sorpresa. Los hombres del grupo de estudio que tomaron suplementos nutricionales superaron sus problemas de infertilidad.
Otros estudios, como el que se publicó en la revista médica The Journal of Nutrition, encontró que aunque las hembras de ratones de laboratorio con deficiencias en vitamina D eran capaces de reproducirse, su tasa de fertilidad se reducía en un alarmante 75%, además de que el tamaño de los recién nacidos disminuía en un 30% y sufrían dificultades en el crecimiento.

De los 30.000 genes del cuerpo humano, la vitamina D influye en más de 2.000 genes, de ahí la relevancia de esta mal llamada vitamina, ya que funciona como prohormona.

Se estima que se podría ahorrar del 25 al 50% del presupuesto dedicado a asistencia médica si la población tuviera niveles adecuados de vitamina D.

La deficiencia de vitamina D es una de las tres carencias nutricionales más comunes, junto con el magnesio y el yodo.



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